No hay lugar donde se entra en la experiencia contemplativa sino lugar del que se sale. Desde el silencio, la quietud, la serenidad alerta y el vaciamiento interior nace una vivencia fuera del tiempo que los antiguos místicos del siglo IV llamaron apaciguamiento de lo externo o Hysequía en griego. En mis pinturas, éste concepto conforma un préstamo con el propósito de conceptualizar mí contemplación en el paisaje.
Hysequía es un proyecto expositivo que reúne gestos de una metáfora pictórica entorno a los acantilados de mi niñez y un poema de San Juan de la Cruz: Coplas hechas sobre un éxtasis de alta contemplación. Esta nueva serie de pinturas suman un nuevo capítulo a lo que he dominado Paisaje Interior; investigación que realizo desde hace más de 20 años.
En una interminable secuencia entre el agua, el viento y la roca; visualizo los acantilados como una metáfora de la huella del viento en el alma. Su incesante movimiento erosiona el entendimiento del hombre y abre nuevos espacios para la intuición y la Luz. Las obras de este proyecto, plantean una relación con el espacio, donde la pintura intenta ir más allá de sus límites bidimensionales para convertirse en objetos que dialogan y se integran a un espacio preseleccionado.
Desde siempre mi trabajo ha guardado una estrecha fidelidad con los medios expresivos tradicionales de la pintura. Su realización formal incluyen la elaboración de pigmentos la imprimación del soporte pictórico, y el despliegue de situaciones compositivas bidimensionales donde dialogan el collage, el gesto, las texturas, las veladuras y una paleta monocromática compuesta por colores ocres, blancos y grises asociadas a un significado personal del paisaje.
Últimamente, se han hecho más notorias las veladuras que la nitidez del gesto pictórico que trabajé en series anteriores. Los bordes de la tela han desaparecido por el desgate, agrietamiento y la perforación del tejido. No sólo se ha hecho evidente la erosión por dichas intervenciones sino que se hace permeable el aire por los orificios. Por esta razón las telas se han convertido en objetos autónomos ya que piden una nueva manera de integrarse al espacio rompiendo con las limitaciones del plano bidimensional.
Por esta razón, son pinturas que se mueven en un espacio ambiguo entre lo bidimensional y lo tridimensional. Es decir, estas telas no son para ser puestas en la pared en el sentido convencional de una exposición sino que requieren integrarse a la totalidad del contexto donde son situadas. En resumen, las telas del proyecto expositivo Hysequía, pueden ser percibidas como pinturas con todas sus particularidades compositivas y al mismo tiempo como pinturas-objetos capaces de dialogar, en un espacio urbano, en la naturaleza o dentro de un contexto expositivo tradicional.
Jocelyn Lugo
Mayo 2019.